Uno aletea, otro flota—
fantasmas del deseo
giran por el vientre del tiempo,
traspasando el velo
de la imaginación.
Brasas
y ecos
que se encuentran en un cigoto,
semilla del canto
vibrándose hacia el devenir.
En el mundo interior
un cuerpo se divide
en su oscura simetría—
abriéndose
una
y otra vez.
Uno—
convirtiéndose en su propio deshilamiento,
no se divide para separarse
sino para volverse
una multiplicidad más honda.
Memoria hecha carne,
enraizada en la médula,
ondulante en la cadera,
brillo de sal—
nuestra mirada,
cada gesto impregnado
del pigmento
de la herencia.
Somos paleta,
pulso,
paradoja risueña,
pinceladas del murmullo
de una sinfonía sin tiempo.
La danza
entre matrices
se da a luz,
como el aliento
que regresa al hogar.
My home is your home...
and yours, y de la otra,
y de la aún no nacida.
And the breeze
that lifts my arms
when I dance
es la brisa
of a thousand butterflies—
mil mariposas,
cuatro mil alas
escribiendo nuestro nombre
en el velo del tiempo.
—Lorena Wolfman (2020, translation 2025)
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