—para Grace
Mi oído derecho se tropieza para oír—
el mundo,
pero percibe otra canción a la perfección:
el sonido de la espuma del mar
le son de l’écume de mer
reventándose,
éclatant,
de grillos en una noche sin luna,
des grillons dans une nuit sans lune,
de una señal perdida en el océano oscuro,
un signal perdu sur l’océan obscur,
de una luz errante —invisible—
de la lumière errante—invisible—
del misterio con su propia tonalidad,
du mystère dans sa propre tonalité,
descendiendo, vibrando en mi garganta—
frecuencias reflejadas
anidándose en mi corazón,
a la espera de la estrella de la mañana
por nacer del fondo
del sacro.
Oye el latido de lo creado
Desde su vientre brotan acordes más hondos—
hondos,
hondos acordes
emergiendo desde mi corazón,
una llama de amor.
écoutez plus encore,
et de nouveau,
et de nouveau,
la chanson du mystère,
le mystère de la chanson.
—Lorena Wolfman (2020, traducción 2025)
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