como si la noche
fuera un coro de alas y estridencias de grillos,
o un vuelo luminoso de rescoldos,
o alquimia lenta del fósforo
más allá del velo de mi ventana
en la negrura de la luna nueva
como si fueran estrellas cantando
en el silencio,
como si el mismo silencio
rugiera—
como si
fuera el aullido de un cráter de cristal
o el estallido de un cáliz
quebrándose en la distancia
como si todas las distancias
zumbasen,
como si todo zumbido
fuera la totalidad de las cosas—
como si
lo único que quedara fuera el amor
y el amor una noche interminable:
zumbido
silencio
zumbido—
allí, donde todo sonido
es devastador,
donde incluso mi propia voz
necesita mantenerse
a distancia—
por el miedo,
por el agudo anhelo,
por el deseo
vestido de miedo—
y así me quedo,
dentro del rumor vibrante,
dentro de la oscuridad
que me canta.
Escucho
en el espacio
entre cada
partícula
de sonido.
—Lorena Wolfman (2019, traducción 2025)
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