Vuelvo a lo profundo—
como un niño arrullado
por la Tierra,
sus aguas,
su matriz—
esfera diáfana y oscura.
El capullo del pecho en flor,
se entrega a lejanas brisas,
abriéndose a la fuente,
aún, rizo en el mar.
El corazón se mece
en la cúpula del cuerpo,
al abrigo de la cuna del aliento.
Libre del afán,
mi esencia habita
el suspiro que se disuelve—
en la cadencia del agua,
la marea del ser.
Ningún disfraz me imanta,
volteo al mundo
sin corona ni espada.
Permanezco—
envuelta,
en el ritmo profundo,
rizo solitario
que se vuelve sosiego.
—Lorena Wolfman (2019, translation 2025)
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