En el último reflejo
del fulgor diurno,
me pregunto
si acaso no cambian
las reglas de la materia.
Tras dejar salir al perro,
lo observo
desde el umbral de mi habitación.
Me pregunto
si lo traspasará
cuando lo veo en el patio
arrimándose
al gran portón de madera…
apenas lo puedo vislumbrar
como si estuviera ahí,
en la periferia del mundo visible.
En estos momentos
lo efímero, que sustenta
nuestra sustancia física,
fluye.
La materia
parece sostenerse
solo por el hilo
de un recuerdo fugaz.
—Lorena Wolfman, 2018, 2025
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