Aquí,
arriba de los túneles
que corren debajo
de la piel de la Tierra,
desde aquí,
alzándose los cerros
cuidan los horizontes
con su vigía ancestral.
Abajo
cavernas, grutas,
vetas de níquel, mercurio, oro,
vástagos de sangre telúrica.
Allí, abajo
retirándose
silenciosos espejos de agua,
almas
sumergidas esperando la eternidad—
vigía acuática sin palabras.
Formas en espera de ser recordadas
antes de soltarse.
Murciélagos suspendidos en muros de piedra,
entregados a sueños más pequeños
que los mapas en las palmas de nuestras manos,
pero juntos sueñan la vía láctea.
Allí,
los huesos aún no rescatados
los cráneos vacíos
miran sin ojos hacia lo profundo—
sus miradas se hunden en el espacio,
más allá del destino,
los gentiles contornos óseos
artefactos de una vida humana,
miran más allá de sus propias historias,
hacia el límite del tiempo.
—Lorena (2016, 2025)
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