lunes, 14 de abril de 2025

Migraciones

 

I.


En su inicio la vida es un exilio

del mar

del amnios de la madre.


Es partir de la noche eterna,

allí donde todo se sabía—

noche sin forma, 

sin tiempo, 

sin distancias.


Allí donde sólo aguarda

la esencia,

como sutil aroma 

que pudiese ser flor de azahar,

pudiese ser rosa

que adorna esta noche

en la cual nuestras voces se encuentran.



II.


El canto de las cicadas nos rodea.

Luciérnagas titilan en el campo.

Después de cenar,

comentamos la geometría sagrada

y el origen de las cosas:

el espiral que se abre, 

los pétalos perfumados en la mesa.

Nuestra risa flota hacia el firmamento.

Todo es testigo de nuestra levedad.

Al amanecer, el murmullo de la las olas 

nos acompañan.



III.


Caminamos.

Seguimos en nuestra caída

hacía el cielo,

la tierra gira en su órbita

virando por la galaxia, 


La Vía láctea nos lleva.

Jamás volveremos a este lugar,

nuestras vidas son una ofrenda

de suspiros, 

asombro y canto,

rosas errantes en una corriente mayor,

y las estrellas son nuestros hermanos.



—Lorena Wolfman (2017, 2025)





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