La Danza Sagrada es multifacética.
- Rescata sabiduría ancestral que no separa lo mental y lo espiritual del cuerpo, sino que se entiende que como la tierra, el cuerpo es sagrado, tiene alma y participa de la esencia personal y cósmica.
- Rescata la profundas verdades de nuestra existencia que están representadas en la geometría sagrada de las formas ancestrales y femeninas de danzar– el círculo, el espiral, el infinito, la ondulación, el meneo y tembloreo.
- Entiende que al danzar se mueven energías y estas energías se pueden mover de forma consciente para refinarlas, elevarlas, conectarlas con nuestra vitalidad y con las energías sagradas de la vida y la inteligencia cósmica.
- Entiende que cada gesto tiene una resonancia en nuestra psique y que podemos usar su dinamismo para activar procesos de integración y sanación que podemos asociar con un trabajo a fondo con las chakras y la esencia.
- Dentro de la psique de cada mujer existe el arquetipo de la diosa de muchas de muchas facetas (Oshun, Yemeya, Oya, etc.) que representan energías esenciales que nos completan y nos equilibran.
- Entiende los lazos de comunidad que se celebran a través de la danza y que son vitales para el bien estar íntegro. Se puede practicar en momentos de luto tanto como de alegría—dándonos una contención colectiva para abordar nuevas etapas de vida.
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