aprendemos a habitar
los huesos de nuestros sueños
lentamente
de día quizá no nos demos cuenta
de su distintivo paisaje curvo y tan sutil
quizá no nos demos cuenta que estamos ahí
dentro de la médula del sueño que nos dio vida
dentro del espiral cuyas circunferencias solo son visibles
con un enfoque abierto
aquella forma de ver que se despierta
cuando caminas al ocaso
cuya carencia hace
que los habitantes urbanos languidezcan hambrientos
aprendemos a habitar
los huesos de nuestros sueños
lentamente
y en algunos casos nos despertamos y vemos
que nunca nos habíamos alejado de ellos
que son ellos que nos habitan
—Lorena Wolfman
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