en su inicio la vida es un exilio
del mar
del amnios de la madre
es abandonar de la noche eterna
allí donde todo se sabía
noche sin forma sin tiempo sin distancias
allí donde sólo aguarda
la esencia
que pudiese ser flor
pudiese ser la rosa
que adorna esta noche
en la cual nuestras voces se encuentran
el canto de las cicadas nos rodea
comentamos la geometría sagrada
y el origen de las cosas
el espiral abierto
de los pétalos perfumados en la mesa
es testigo de nuestra levedad
seguimos en nuestra caída
hacía el cielo
jamás volveremos a este lugar
la vía láctea nos lleva
somos ofrendas
rosas errantes en sus corrientes
y las estrellas son nuestros hermanos
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