respiro por las costillas
costados convertidos en bránqueos
agua dulce oxigenada suave
me traspasa
cada poro un órgano
en comunión con el mundo
me entra el aliento del cielo
del árbol del bambú del jardín
de la gata casera siamesa
de los veloces atunes de mar
sus cuerpos tendidos
después del masacre
me entra el aliento
de todas las tierras y las aguas
de todos los cielos
donde hay guerra y no
donde hay hambre y no
desde lo que he visto y no
desde lo visible y no
desde el otro lado del pacífico
donde uráneo y plutóneo
calientan el mar
me entra el aliento
desde mi casa
comunicada con todas las casas
igual que el bambú
que da flor en todo el mundo
al mismo tiempo
nadie se podrá proteger
de lo que vendrá
nadie está solo...
--Lorena Wolfman
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