En las ranuras de la tierra que somos
resplandece el caracter que nos regalan los años
los amores, las decepciones
las vivencias y las tragedias que nos tocan inevitablemente.
La cara limpia, lavada, sin máscaras
comparte al mundo los secretos que tanto necesita
del vivir tocando los celajes más delicados y exquitos
y de caer al abismo sin aire
de sobrevivir y luego volver a caminar y cantar
el cantar de nuestros cantares.
—Lorena Wolfman
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