domingo, 28 de febrero de 2021

Last night - Anoche

 Last night the air was perfectly calm and perfectly warm, and pleasant. I sat in a restaurant, Los Mineros, "The Miners"—this was a mining town in its heyday... remnants of the orientalist arches from the tail end of the romantic period, presaging the love of curves of Art Nouveau are a recurrent motif of its ruins. I was out on the town, ordering food for maybe the first time in 6 months, during this historic worldwide pandemic of the 21st century.  There was a lot of traffic noise, but the little table I was sitting at felt just so, just so, pleasant, a little refuge in a thick-walled earthen and plaster building, as I looked out across the highly trafficked cobblestone street to the new restaurant-bar across the way—with its huge millstone in the entryway and its modern led retro light bulbs hanging from the ceiling of the bar, visible through the high glass windows above the doorway; and above that the wooden painted sign "Ruta 1576," a reference to the Camino Real, the Spanish occupation, the gold, silver and mineral trade for the crown)... The light refracted so softly, a warm tungsten-like glow softening more through the windows and my slight myopia creating a romantic dream-like blur—such a lovely moment filled with the endless possibility of light and air.  I, sitting again, as I have so many many times in these 7 years, alone... feeling so soft and vulnerable, tears welling up and streaming down my face, feeling all the loveliness, and the absence of the life companionship of my mother, Marianne... Gratitude and sadness, something akin to nostalgia, mixing with the warm evening air... I lowered my sunglasses to keep the tears private, on the eve of her birthday... Ahhh... people coming and going, ordering out... the couple who just walked in leaning in together to look at the menu and decide on which dessert to take out, masked against the world, leaning closer...  As I walked home in the fading light things almost seemed right with the world... entering my portón on the main street, still regretting the traffic noise a bit, my garden unfolded before me in shadow, the stairs leading upwards, the light refracting from indoors of the colored limewashed walls intimating warmth, embrace, beauty... And for a moment in timeless balance: light reflection glass wood tree hanging low shadow color nighttime welcoming...


—Lorena Wolfman


Anoche el aire estaba perfectamente tranquilo, perfectamente cálido y agradable. Me senté en un restaurante, Los Mineros, pues Pozos era un pueblo minero en su apogeo... los restos de arcos orientalistas del final del período romántico, y presagiando el amor por las curvas del Art Nouveau, son un recurrente motivo de sus ruinas. Estaba fuera de la casa ordenando comida quizás por primera vez en 6 meses durante esta histórica pandemia mundial del siglo XXI. Había mucho ruido de tráfico, pero la mesita en la que estaba sentada se sentía tan, tan, tan agradable, un pequeño refugio en un edificio de barro de paredes gruesas aplanadas de estucco, mientras miraba a través de la calle empedrada y de mucho tráfico hacia el nuevo restaurante-bar al otro lado, con su enorme piedra de molino en la entrada y sus modernas bombillas LED estilo retro colgando del techo del bar, visibles a través de las altas ventanas de vidrio sobre la entrada, y arriba el letrero de madera pintado "Ruta 1576", una referencia al Camino Real, la colonización española, el comercio de oro, plata y minerales de la Corona)... La luz se refractaba tan suavemente, un cálido resplandor parecido al tungsteno suavizándose más a través de las ventanas y mi leve miopía creando un romántico desenfoque de ensueño, un momento tan encantador lleno de la infinita posibilidad de luz y aire. Yo, sentada de nuevo, como tantas veces en estos 7 años, sola... sintiéndome tan sensible y vulnerable, lágrimas brotando y cayéndose, yo sintiendo con todo y el encanto, y junto a ello la ausencia de la compañía de vida de mi madre, Marianne... Gratitud y tristeza, algo parecido a la nostalgia, se mezclaba con el aire cálido de la tarde... Me bajé los lentes de sol para mantener las lágrimas privadas, en esta, la víspera de su cumpleaños ... Ahhh— ... gente se iba y venía, ordenando para llevar... la pareja que acababa de entrar se inclinaba uno hacía el otro para mirar el menú y decidir qué postre llevar, enmascarados contra el mundo, inclinándose cada vez más uno hacía el otro... Mientras caminaba a casa en la luz del atardecer que se desvanecía, las cosas casi parecían estar bien con el mundo... entrando por el portón en la calle principal, todavía lamentándome un poco del ruido del tráfico, mi jardín se desplegaba ante mí en la semi-oscuridad, las escaleras se subían hacia el segundo plano del jardín, la luz refractándose del interior de la casa en las paredes pintadas a la cal insinuaban calidez, abrazo, belleza... Y por un momento en equilibrio atemporal:  madera vidrio reflexión de luz árbol colgando hacía abajo sombra color noche bienvenida...


—Lorena Wolfman


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