este mar de luz
brilla en amarillo
como los zapatos de charol
de los cinco años
o en un escándalo rosado
de las heridas
en la piel que acompañan la niñez
y que le tocan al corazón después
este girasol en mi pecho
que celebra estar viva
aprendiendo esta humana
complejidad de tener cuerpo
carne que grita
y entiende o no entiende
ante la ceguera del mar
de los verdes y azules
y su ausencia en la noche
de las aguas profundas
estos trazos se aproximan al día
para darle la forma perdida
que busco y escucho en el murmullo
del río que emana de los colores
agrego chorros
hasta llegar al fondo
quizá sería más efectivo restar
pero las flores no funcionan así
sólo aparecen
agregando color
a igual que el vacío
que se muestra agregando la vida
y quitándola después
así se revela el contrafondo
que siempre estuvo
desplegándose en el diario vivir
detrás de todo canto respiro mirada
desplegándose en la percepción
para revelar lo divino
en lo cotidiano
no tienes que creer en nada
nunca tuviste que creer en nada
ni no creer nada
el creer o no
es el mismo milagro
de la rosa
--Lorena Wolfman (c) 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario