domingo, 12 de julio de 2009

Despacio

Lame lento los dedos delgados de la tristeza,
mordisquea despacio la tierna oreja del sufrimiento,
más despacio aún sorbe los labios trémulos de la contradicción,
y de lo más lento absorbe la mirada húmeda de la paradoja.
Respira el delicado aroma tempestuoso
de este instante con una tranquilidad completa.
Equilíbrate en la lengua violenta de la noche y de los sueños
--sueños, de los que te acuerdas a medias y que nunca se lograron.
Muerde profundo la piel de lo agrio para encontrar lo dulce.
Álzalos temblorosos sol y luna para que te alumbren la vista,
abraza al nadir diurno tenebroso tanto como al nadir nocturno que arde.
Mientras la Tierra sigue dando vueltas tambaleante en su eje,
mientras la perfección camuflada por alguna lejana constelación pálida
de medianoche, esconde su cara,
tienes sólo tus propios ojos para ver.
No te apartes. Mira. Mira bien.

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