La muerte me vino a visitar
Me dijo, yo te tengo algo que contar.
Pero yo le dije, Muertecita, yo no te quiero escuchar.
Ay, pero yo te tengo algo que contar--
Muertecita, Muertecita, Muertecita,
yo no te quiero escuchar
mi vida yo no la quiero dejar.
Ay amor, tarde o temprano, todos se dejan amar.
Y por el río el viento pasó
agitando la cabellera de los árboles.
Hija mía, hija mía, hija mía—
cantaban, arrullándome con sus quedos aullidos, tarde o temprano,
Todos se rinden a los encantos de la dama de la noche,
de la dama del sueño de obsidiana.
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