Soy la tristeza
que cargas los largos años
de la vida,
recordándote tus pasos
y tu recorrido
por ella. Mis raíces
impregnan la tierra
de tu alma,
buscan fondo,
imobilizan tu pies
dentro del río.
Mis aguas
humedecen tu mejilla
besada por una luna
de luto color-carmín.
La bruma
que sueltan mis manos
te envuelve
en una manta de seda
transparente--
en sus pliegos
te vestirás de reina
o los elevarás como estandarte.
Llevarás un collar de mis perlas
entre tus dedos
enlazado como rosario
Recordarás. Recordarás. Recordarás.
El timbre de mi voz coquetea
con las campanas del hado
que suenan
desde el fondo del mar.
Dentro de mi gemir
te amonesto,
¡recobra el tesoro
que enterré en el suelo,
pero no te quedes
en estas aguas!
¡te ahogarás!
Recobra los velos de luz
y llévalos volando
a la fiesta del sol.
Yo te recuerdo
el reino
que has perdido,
del cual te has extraviado.
Te brindo un sendero
de migajas centelleantes,
de estrellas fulgorosas,
que te marcan el camino
hacia tu trono verdadero.
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