sábado, 12 de octubre de 2013

La creatividad y la integración corporal (r)evolucionaria

Como seres humanos somos seres encarnados, es decir, existimos en el contexto de nuestro cuerpo. Tenemos un cuerpo con una inteligencia propia que va más allá del pensamiento lógico. Toda nuestra vida transcurre unida a nuestro cuerpo, a través de nuestros sentidos. Nacemos, crecemos, vivimos, amamos, nos moriremos... y a través de todo aquello todo lo que percibimos es por medio del cuerpo.  Aún así, a menudo nos olvidamos del cuerpo, lo relegamos al inconsciente,  quizá porque nuestra identificación con la mente y el reino del pensamiento es tan fuerte o porque estamos atrapados en tantas distracciones.  Lo encontramos fácil estar en cualquier parte, en cualquier lugar, menos estar presente en y consciente de nuestro cuerpo, el ritmo acelerado del hábitat urbano y la dependencia en la tecnología son elementos que  sólo exasperan esta tendencia.

Nuestro cuerpo almacena nuestros recuerdos desde antes de que nacimos, desde antes de tener una identidad cognoscitiva distinta.  Así que lo pre-verbal y no verbal está presente en nuestro hueso y tejido, en la vasta red del un sistema nervioso descentralizado e inteligente.

La poesía busca por su naturaleza captar algo que va más allá de la lógica lineal del cerebro, podemos sentir la poesía cuando sucede, pone en relieve algo que viene de los espacios de en medio, desde los espacios liminales entre la vigilia y el sueño entre el cuerpo y la mente entre las emociones y el alma, -- es capaz de unificar y hacer puentes entre aparentes dicotomías y diferencias que la lógica sola no puede.

Todas las referencias a la experiencia que tenemos son a través del cuerpo, a través de nuestros sentidos, el olfato, el gusto, el tacto, la audición, la vista, el movimiento (que en realidad es el sexto sentido), estas percepciones tienen una realidad objetiva y luego viene nuestra respuesta subjetiva encima, con dimensiones emocionales, espirituales y de imaginación. Para seres sensibles con la capacidad de auto-reflexión es un dominio fértil para gran exploración .

Ha habido una larga tradición en el oeste de la desconfianza en el cuerpo.  Este es el legado de la desconfianza Judeo-cristiana de lo femenino y el dualismo cartesiano mente-cuerpo. Como nos relacionamos con nuestro cuerpo es como nos relacionamos con el mundo, es nuestro mundo y no está separado del mundo. El aire de la atmósfera no está separado de nosotros, más bien está dentro de nosotros a todos los niveles, el agua, todo el agua que jamás existió o existirá pasa a través de nuestra venas, somos todo esto con una capacidad auto-reflexiva. 

La Tierra está cubierta por dos líquidos, como Jean - Michele Cousteau dice que su padre le enseñó, la atmósfera y el océano. No se puede tirar nada, no hay ningún un espacio que sea fuera de aquí. Todo está dentro de un espacio común comunicado con todo lo demás. El mundo es un vasto sistema nervioso descentralizado que es parte de nosotros, inseparablemente, inextricablemente así . No podemos concebir de decir voy a beber esta cianuro, yo no soy mi estómago, así que no lo voy a sentir, no me afecta . De alguna forma primitiva la gente entiende esto en algún nivel, que lo que ingestan los afecta, pero en efecto, eso es lo que hace la gente en el mundo todos los días, envenenan el organismo mundial del cual son parte y se envenenan hasta con su propia dieta.  Tan completo es el divorcio entre el yo y el cuerpo y entre el alma y la Tierra que incluso el más inteligente de la gente puede participar a diario como rutina en la intoxicación del planeta y de su cuerpo sin en ningún momento desafiar el paradigma a que esto se debe.

Cómo nos tratamos a nosotros mismos, nuestros cuerpos, es la forma en que tratamos el mundo. Las actividades en las cuales participamos en la vida cotidiana son nuestros rituales. Los rituales tienen un gran poder oculto en la psique. Uno de los rituales más poderosos es el ritual de comer. Cuando uno come ingiere todo lo que trae la comida, incluyendo los productos químicos y el sufrimiento de los animales consumidos o de las personas que producen los alimentos. El proceso no está separado de nosotros, participemos ya consciente o inconscientemente no importa, estamos eligiendo la realidad producido por el proceso. Nuestros cuerpos siempre participan en la vida y la muerte del mundo, en su bien y en su mal, y el mundo que conocemos es a través de nuestro cuerpo,  nuestro cuerpo es parte íntegro de este mundo y está en una relación recíproca con él constantemente.  Todo lo que sabemos del mundo está dentro de nosotros.  Si optamos por estar inconscientes, y en la negación, las limitaciones y falta de consciencia se reflejan en nuestro cuerpo.  En estas condiciones el alma y la persona subjetiva no prosperan, el mundo a igual no prospera.

Para abrir el diálogo con el mundo es abrir el diálogo con nosotros mismos, con el misterio de lo que está más allá de lo que sabemos ahora. Esto requiere sensibilidad hacia el interior, sólo a través de la sensibilidad hacia el interior podemos saber más de lo que está dentro de nosotros todo el tiempo consciente o no. El elección de usar la consciencia en el proceso creativo involucra el uso de las herramientas para fortalecer y apoyar un proceso de reconocimiento, por ejemplo, abrirse a una consciencia de la respiración, escuchando, dándose cuenta las sensaciones, la percepción de flujo, la presencia del más mínimo de los movimientos así como la sensación de los grandes movimientos y la forma en cada uno de ellos son diferentes. Para abrir un campo de juego utilizando el contraste y la oposición. Los sentidos se activan en torno al contraste.  A través de un reconocimiento de ¿cómo es esto diferente a aquello?  Lo caliente no puede existir sin el frío, ni lo largo y sin lo corto. Y quizá hay un tercer elemento uno que abarca ambos extremos o un punto de equilibro, donde está el punto donde uno se convierte en el otro? Una exploración lúdica del movimiento como entre el subir y bajar, abrir y cerrar, alargar y acortar-- exploraciones de las cosas más elementales, como cuando éramos niños, descubriendo nuestro mundo por primera vez, es esclarecedor, y es una puerta a un conocimiento profundo de la realidad.

Al comenzar a explorar nuestras propias respuestas a las percepciones que se van abriendo y por lo mismo empezar a valorar nuestra sensibilidad subjetiva, así se va profundizando nuestro conocimiento en el campo de la conciencia colectiva, empezamos a reconocer nuestras propias decisiones al respeto y las opciones que tenemos, como el artista con su pintura o el poeta con su verbo, este es el campo donde el arte y la vida dialogan, donde nos introducimos en el ser creadores conscientes.

Cuando lleguemos al nivel de la percepción directa y la conciencia de nuestra experiencia directa y jugamos en este campo,  podemos entonces comenzar a ejercer nuevas posibilidades para tener nuevas experiencias experiencias primarias que aflojan la garra del condicionamiento y de un sentido limitado del yo. A partir de aquí, la tiranía de la identidad condicionada que tenemos y defendemos a todo costo, puede empezar a relajarse. Utilizando técnicas para la cosecha creativa, tales como la repetición, cambio y transformación, podemos profundizar aún más nuestra comprensión dentro de un ámbito más amplio y luego al dar ésta forma a través del movimiento, la escritura y el dibujo y la palabra, nuestra conciencia puede comenzar a estabilizarse en una nueva matriz más inclusiva. Así el arte y el juego es práctica para una vida más plena y consciente.

A través de la práctica atenta, comenzamos el recuperar nueva información desde los espacios liminales, lugares en el pre-consciente o inconsciente, empezamos a entrar en conciencia y podemos empezar a recuperar una visión significativa a partir de esta nueva tierra descubierta que es al principio se presenta como un sueño. En el proceso creamos sentido, tejemos nuestra historia interna profunda, la historia de un alma sensible, y se integran diferentes niveles de conciencia, ya no regidos una separación dualista, sino avanzando hacia la plenitud y la inclusión. Esto involucra la voluntad y la elección personal. Cuando la voluntad personal se convierte en un agente activo en la matriz de la conciencia, podemos optar por estar atentos a lo que queremos, y lo que queremos empezará a crecer y a prosperar.

Hacer sentido es una clave para cualquier viaje de la vida y para la sanación y compleción de la persona. La sanación que se alcanza va más allá de los límites personales que nunca serán ni fueron aislados ni estrictamente personales tanto como serán y siempre han sido parte del mundo, el mundo que conocemos que en colectivo es el único mundo que tenemos.  Volviendo a ocupar y habitar el alma, la imaginación, y el cuerpo y la re-familiarizarnos con la Tierra son actos revolucionarios complementarios e inclusive sinónimos.



- Lorena Wolfman

No hay comentarios:

Publicar un comentario