domingo, 27 de abril de 2025

Del mañana

            —La semilla nada teme 

Del mañana

Flor resguardada,

 cuyas lágrimas
  quedaron suspendidas

 en los canales
  del cuerpo,

 en los laberintos
  de la vida,

 llanto
  ansiando soltarse
   ya,

 liberarse
  de su encierro,

 para que broten
  las semillas

 en árboles
  del mañana.


—Lorena Wolfman (2019, 2025)



Todo vuela

  



       La vida canta en su propio vuelo.


Todo vuela

Todo vuela
La tierra vuela

en todas sus formas.

Todo vuela:

el águila,
en su espiral de alturas,
y su hermano del sur,
el cóndor,
tejiendo círculos
en el aliento del cielo.

El agua vuela,
en vapores,
en lluvias,
en cascadas.

Hasta las montañas
trepan las alturas,
vuelan,
rozando
el sueño de las nubes.

Vuelan las hojas del maíz,
sus hilos dorados
murmullan en el viento.

Vuelan los rayos del sol,
asomándose
tras las nubes de tormenta.

Vuelan nuestros pasos,
dibujándonos
caminos invisibles
por la vida.

Vuela este día,
vuela su cielo,
vuela el instante que somos.

Vuelan las cenizas.

Todo vuela.


—Lorena Wolfman (2019, 2025)



Breath of dawn

 

—In darkness, light’s seed is born.

Breath of dawn

Blessings fallen
from unwept sorrow,
blessings folded
into the hush of dark,
gathering every hollow trace,
to kindle the light,
a firefly pulsing
its delicate immensity,
eye of eternity,
a latent seed,
a diamond forging itself
in the veiled womb of earth.

Beneath seas of shadow,
a star stirs,
an ascending breath
breaks free.


— Lorena Wolfman





Aliento del alba

  


                  —En la oscuridad, se despierta la semilla de la luz. "

 

Aliento del Alba

Bendiciones caídas
de un luto no llorado,
bendiciones acogidas
en el sigilo de la oscuridad,
reuniendo los vestigios del vacío,
para prender la luz,
luciérnaga palpitando
su delicada inmensidad,
ojo de eternidad,
semilla latente,
diamante forjándose
en la entraña velada de la tierra.

Bajo mares de sombra,
se gesta una estrella,
un soplo ascendente
que se desprende.


—Lorena Wolfman (2019, 2025)





Below


 "Falling opens the wings of the unseen."


Crow,

manta ray of the abyss,

you dive into its unfathomable void,
you soar over its endless night.

With light feathers,
with powerful lift,
you suspend yourself in its mystery.

Then,
you alight upon the Tree of Life.

You embrace its entire vastness
with wings illuminated
by the sidereal bodies.

And below,
below,

the tree’s roots
construct a new life
in the void,
its soil
always fertile.


—Lorena Wolfman (2019, translation 2025)

Abajo


"Toda caída es un vuelo hacia lo invisible."


Cuervo,
mantarraya del abismo,

buceas en su insondable vacío,
sobrevuelas su inacabable noche.

De plumas ligeras,
de poderosa sustentación,
te suspendes en su misterio.

Luego,
te posas en el árbol de la vida.

Abarcas toda su magnitud
con tus alas iluminadas
por los cuerpos siderales.

Y abajo,
abajo,

las raíces del árbol
levantan otra vida
en el vacío,
su tierra
siempre fértil.


—Lorena Wolfman (2019, 2025)



Spiral


Cresting wave,
crashing onto the shore,
jagged—
a rooster crowing at night,
sound with teeth,
cutting flesh, cutting illusion,
raw power of birth.

Spiraling inward,
toward renewal,
toward home,
toward truth.



—Lorena (2019, 2025)

jueves, 24 de abril de 2025

Emergence


—after my drawing

Out of the black box—
a gaze,
a pulse:

the place from which I see.

Two suns breathe color
into a field of becoming.

The hallowed ground remembers joy.
The void shivers,
cracks light.

And from the fracture,

brightness spills forth—


From mystery:
fire.
From depth:
change.

At the edge of knowing,
I begin—
bare shimmer
trembling on the skin
of being.


—Lorena Wolfman (2019, 2025)











lunes, 21 de abril de 2025

El Sendero


La memoria es un coyote,
con patas tan suaves
como el polvo de caliza
al borde del barranco
donde tiene su guarida.

Desde la seguridad del pueblo,
dentro de cuatro paredes,
bajo vigas de madera,
escucho el eco de su llamado
en una noche de luna creciente.

Más allá de los límites conocidos,
se mueve entre sombras de mezquite—
un destello de silencio
con dientes.

Un parpadeo de pelaje,
un espejismo fugaz—
nunca hubo un sendero,
era la sed
que te llevaba a seguir,
lo que se mantenía oculto,
el olor de pertenencia

al lugar que habitas

sin saberlo. 


—Lorena Wolfman (2025, traducción 2025)





The Path

Memory is a coyote,
its paws soft 

as limestone powder
at the edge of the ravine
where it makes its lair.

From the safety of town,
within four walls, 

wooden beams overhead,
I hear the echo of its call
under a waxing moon.

Beyond familiar boundaries,
it moves between mesquite shadows—
a shimmer of silence
with teeth.

A flash of fur,
a trick of the eye—
there was never a path,
it was the hunger
that beckoned you to follow,

what was just out of sight,

the scent of belonging


to the place you abide

 

without even knowing.



—Lorena Wolfman (2025)




jueves, 17 de abril de 2025

Un ángel despierta


Un ángel 

despierta en el fondo

del cielo

morada elevada del agua

cristalino espejo

de batallas

y ausencias.


El recién nacido

sumerge sus pies

en el lodo,

cerca del manantial

de la vida:

lugar verde,

húmedo,

relumbrante.


Sombrías

nubes a contraluz

dan tumbos.


La naturaleza

envuelve codiciosa

la luz ancestral del sol,

guardando su ardor.


En lo alto,

en la brutal inmensidad,

los terribles engel de Rilke

velan nuestros pasos,

con gestos temibles indicando

el camino delante.


El mar del cielo,

un plasma inquietante.

Nuestra piel cicatrizada

por los senderos de la vida

se repliega. 


El camino trazado por las estrellas

nos pide la valentía

para iniciar el viaje al próximo lugar

y al próximo y al que sigue,

a caminar.


La pregunta latente

¿cómo vaciar

la mochila

que llevamos

a cuestas?


El viento conspira,

juega en las ramas,

no se rinde.

Sopla,

sopla fuerte,

desaloja los recuerdos necesarios

para construir alas fuertes,

capaces de soportar

el peso y la levedad 

de vivir.


Vivir es aprender a despertarse

una y otra vez

con las alas más resilientes.


Cada hebra de pasto

cada ser alado,

cada ausencia llorada,

cada remordimiento soltado,

construye el aliento,

y el aliento que sigue,

y los que vendrán…

(los míos, y los tuyos también)


Las gotas de rocío

posadas en frutos por cosechar

imantan el brillo del amanecer…


—Lorena Wolfman (2018, 2025)



Entrada (Doorway)

 

La entrada está en sombra,

falta la clave del arco.
Está enmarcada en caliche 

tallado a mano.
Su forma tiene una ambigüedad,

pero nos llama,
como siempre lo hace un portal.


Las ruinas se extienden en el crepúsculo.

Quedan restos de una ventana amplia 

como atalaya inútil 
ante una habitación amorfa, sin techo,

donde ahora crece un árbol.
Apenas existe un piso—
solo tierra amontonada, 

algunos azulejos rotos...
donde las paredes y el suelo
se desdibujan el uno en el otro…


En la noche,
los límites entre la oscuridad
y el sonido
se disuelven
en esa clase silencio,
que no se habla;
un solo susurro retumbaría.


Se reanuda el concierto callado,
con el ulular del tecolote,

el aullido del coyote 

del otro lado de la barranca—

no es una explosión,
sino el suspiro de una mina
vacía desde hace tiempo,
o la caricia del aire
entre las ruinas desmoronadas…



—Lorena Wolfman (2018, 2025, v2)




Pueblo fantasma

 


Muchos dicen

que este es un pueblo fantasma.

En invierno, cuando el aire

de por si me quita 

lo que genera el cuerpo

de calor,

los sueños no realizados

cruzan las calles como espantos

helándome la espalda.


A veces uno de los sueños

que aún no se da por vencido,

me agarra

y baila conmigo.

El baile parece durar mucho tiempo.

Ellos aparecen vestidos de galán—

pero luego me murmullan al oído

confesando que son los fracasados 

del boom.


Algunos ni siquiera murieron en Pozos, 

emigraron a la capital

o a cualquier lado 

para escaparse de aquí

con los bolsillos vacíos.


Se fueron con lo único que sabían hacer:

escarbar.

Así sin más, se desvanecieron

en las calles iluminadas de la ciudad.


Otros te dirán

que se murieron ahogados en las minas,

o que murieron en una explosión,

o envenenados por mercurio, 

cuyas lágrimas dejaron surcos platinados

en sus mejillas 

pálidas, para siempre.


Estas aspiraciones

y sus fantasmas

siguen circulando por aquí

como el viento que suena en los pirules.


Solo los perros

saben navegar

por estas calles empedradas.

Solo ellos saben cuidar 

la bocamina del inframundo—

para proteger a los de arriba,

y los de abajo…



—Lorena Wolfman (2018, 2025)