domingo, 15 de junio de 2014

Ni la lluvia es inocente

Ni la lluvia es inocente


La lluvia
que cae a la tierra
desde las corrientes
de la estratosfera
ha perdido su inocencia.
La lluvia es una mensajera
no exenta de culpa.
Ya sólo llora.
En el hemisferio Norte
no bailes en sus lágrimas
contagiadas de anaencefalia
síndromes tiroidales
inflamaciones hepáticas
y una enciclopedia
de confusiones sin nombre
que se aplicarán a la genética
para siempre.
Después
de Fukushima
y sus antecedentes
la sangre brota el agua
sale por los ojos de los peces
por la piel
de los mamíferos del mar
ya muertos en la playa.
No hay escondite
para los inocentes.
Los cambios del catástrofe
se aceleran dentro del hélice
del mismo ADN.
Un monstro bicéfalo
crece en medio de nosotros
arrastrando con sus garras
el código del libro sagrado de la vida.
Ya van cuántas hojas…
El poder
que los yanquis robaron
del dios Plutón
y sus hermanos
para domar los pueblos de la tierra
nos lleva a todos
a la chingada.
Y es más, las mariposas
han perdido el camino.


 © Lorena Wolfman 2014

Not even the rain is innocent


The rain
that falls to Earth
from the currents
of the stratosphere
has lost her innocence.
The rain is a messenger
who is not free of fault.
Now she just cries.
In the Northern hemisphere
don’t dance in her tears
they are tainted with anenacephaly
thyroid syndromes
hepatic inflammation
and an encyclopedia
of confusions without name
that will be applied to our genetics
forever.
After
Fukushima
and it’s antecedents
blood springs forth in the water
comes out of fishes eyes
out of the skin
of the sea mammals
now dead on the beach.
There is no place to hide
for the innocent.
The catastrophic changes
accelerate in the double helix
of the DNA itself.
A two-headed monster
grows in our midst
dragging with its claws
the code of the sacred book of life.
How many pages gone…
The power
that the yanquis stole
from the god Pluto
and his brothers
to enslave the peoples of the earth
is taking us all
to hell.
And what is more, the butterflies
have lost their way.


 © Lorena Wolfman 2014 


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